Hace unos días tuve la oportunidad de compartir “Los Superhéroes del Cole: luchamos contra el acoso escolar” con el alumnado del CEIP As Bizocas, en una sesión de cuentacuentos y educación emocional que resultó tan enriquecedora como profunda. El encuentro tuvo lugar en la biblioteca del centro, un espacio luminoso, acogedor y cuidadosamente preparado que invitaba a escuchar, imaginar y conversar desde la calma.
Participación extraordinaria y una sensibilidad admirable
Desde el primer momento, los niños y niñas mostraron una participación excepcional. Preguntaron, compartieron experiencias y aportaron reflexiones muy maduras para su edad.
Hablamos de empatía, valentía, del papel de los testigos y de cómo actuar cuando alguien sufre una situación injusta. Fue especialmente revelador escuchar cómo muchos reconocían casos reales, incluso uno de los más recientes y tristemente conocidos, lo que permitió abrir un diálogo honesto y necesario sobre el impacto del acoso escolar.
Dinámicas cooperativas para aprender a convivir
Durante las dinámicas cooperativas, el alumnado se implicó con entusiasmo. Trabajaron juntos, se escucharon con respeto y generaron soluciones creativas a distintas situaciones planteadas en el cuento.
Fue emocionante ver cómo relacionaban los mensajes de la historia con situaciones reales de su día a día, demostrando que cuando se les da espacio para expresarse, los niños integran valores de convivencia de forma natural y profunda.
La participación de las familias: un valor añadido
La presencia de varias familias aportó un matiz muy especial. Al finalizar la sesión, madres y padres se acercaron a conversar, compartir preocupaciones y expresar el deseo común de acompañar a sus hijos desde la educación emocional.
Hablamos de señales que a veces pasan desapercibidas, de cómo construir entornos seguros y de la importancia de trabajar la prevención del acoso escolar desde edades tempranas.
Estos momentos de intercambio siempre son valiosísimos porque fortalecen el vínculo entre escuela, familia y comunidad.
Una experiencia que deja huella
Me marché del CEIP As Bizocas con una sensación preciosa: los verdaderos superhéroes estaban allí, sentados frente a mí.
Niños y niñas que piensan, sienten, preguntan, se indignan y desean aprender a ayudar.
Fue una mañana llena de reflexión, aprendizaje y, sobre todo, esperanza. Actividades así demuestran que la educación emocional tiene un impacto real cuando se le da espacio y voz a quienes más lo necesitan: los propios niños.
Si en tu centro educativo también queréis trabajar la convivencia, la prevención del acoso escolar y la educación emocional a través de cuentacuentos o talleres, estaré encantada de colaborar.
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